Una sociedad con alto sentido de la discreción
Pertenece a la novela histórica, es un clásico de la sociedad neoyorquina.
Sinopsis:
La condesa Olenska ha estado muchos años residiendo en Europa con su esposo, decide separarse de él y volver a New York, sola. Una mujer independiente, osada, leal y con la firme decisión de divorciarse de su esposo. Eso agitará a una sociedad con sutiles y estrictas convenciones sociales que se mueve sin roces ni contrariedades, así se describe a la alta sociedad de Nueva York de finales del siglo XIX. La condesa Olenska pertenece a una de las familias más aristocráticas y conservadoras. A su llegada será recibida con los brazos abiertos, su forma tan particular de ser, cautivará al joven primo Newland Archer, poniendo a prueba todo ese encanto de la vida social neoyorquina. No faltará en esta historia un romance lleno de pasión, creándose un triángulo, incluso; también seremos observadores del conflicto entre dos mundos: el de las viejas familias patricias norteamericanas y el de los nuevos ricos, quienes terminarán apoderándose de las costumbres y espíritus de la cambiante ciudad de New York. A pesar de toda su resistencia al cambio, será inevitable, ya sea a ritmo de vértigo, por momentos, y con sutileza, en otros.Apreciación personal:
La edad de la inocencia es una obra que cuesta cogerle el ritmo al principio de la historia, pero una vez que se va avanzando página tras página va tornándose interesante, aunque aviso que la lectura es pausada, la autora es muy detallista en sus descripciones y eso puede resultar denso, pero merece la pena tener paciencia y seguir leyendo.
Una sociedad rígida, con fuertes raíces en la discreción y las buenas maneras. Una sociedad donde sus personajes son de la clase adinerada y se torna bastante interesante porque nos muestra una radiografía de la aristocracia neoyorquina, sus entresijos desde las más llamativas hasta las más sutiles, son muy detalladas; los comportamientos de la sociedad desde los lobos viejos que se mueven como pez en el agua hasta las damas más inocentes que pueden caer rendidas ante las más intimidantes miradas.
El estilo de la autora en un primer momento da la sensación de ser rebuscado y complejo pero en realidad no lo es, solo hay que prestar atención. Su escritura es sobria, austera, elegante y llena de matices, lo que da la sensación de no ser de fácil lectura, hay precisión, con una rigidez y exactitud al expresarse, no está tocando temas de difícil calado, al contrario, son descripciones de una sociedad donde disecciona las características más intrínsecas de todo lo que la califica y cuantifica a esa sociedad; empieza como un puzzle, mostrando pieza a pieza y encajándolas hasta que vemos todo el panorama y nos deja sorprendidos por todo el análisis que podemos sacar de su trabajo. Lo minucioso, detallista, retórico... nos distrae por momentos de la trama que la hace delirante.
En esta historia encontramos tres personajes principales: Newland Archer, al principio hace una aproximación poco llamativa de él, pero luego se va adentrando en su personaje y se ven sus claros y oscuros de su carácter, resultará ser un fiel reflejo del mundo donde ha crecido, con una mente abierta, en teoría, pero en la práctica no lo fue tanto, nos deja con la sensación de ser soso, inteligente, informado, acomodado con sus decisiones y eso marcará su vida; May Welland, la típica dama criada para representar su papel como esposa, madre y defensora perspicaz de su círculo aristocrático; en el otro lado del tablero está Ellen Mingott, condesa Olenska, una extravagante mujer que por la vida que ha llevado va contra todo aquello que May y Newland defienden, pero estos tres personajes formarán un triángulo imperfecto, accidentado, templado y sutil.
La trama del típico neoyorquino aristocrático comprometido con May Welland, quien muy típica de su tiempo y espacio, son el uno para el otro, pero cuando llega de Europa la condesa Olenska, con su talante decidida, independiente, leal, de mente libre y dueña de sus ideas, Newland se enamora de ella perdidamente. Esta sociedad tan encorsetada permitirá dejar ver la capacidad de cada miembro para defender su forma de vida y siempre con una ruidosa sutileza.
No falta en esta obra las recomendaciones de libros y que muchos de ellos pueden ser verdaderos tesoros. Por ejemplo: Herbert Spencer, Alphonse Daudet, Middle March, La casa de la vida, entre otros.
Destaco el toque romántico con mucha dosis de un sarcasmo cáustico, que da mucho énfasis a toda la trama. Sin embargo la historia tiene picos de interés que sube y baja por el ritmo lento con que transcurre la pluma de la autora. Una sociedad que transcurre entre la banalidad, superficialidad, la defensa de valores tradicionales y donde no cabe el desafío, el transcurrir entre una rutina de teatros, cenas, bailes y saturado de cotilleos, hipocresías, entre otras cosas que son carnaza para todo tipo de mentes, aunque bastante árido, extravagante, exigente, cuidadores celosos de su estatus, todo en un transcurrir asfixiantemente sutil y de aquí un buen ejemplo: May Welland, con su pose ingenua, tonta, débil, sin mayores pretensiones que ser la esposa a medida de Newland, esconde bajo esa capa delicada, elegante, angelical y hasta silenciosa, una habilidad e inteligencia sorprendente y una sutileza arrolladora porque logra obtener lo que desea, defender su perfecta vida planeada y su pequeño mundo idealista perfecto para ella.
Veremos la lucha de dos personas enamoradas, pero sus prejuicios, las consecuencias de sus actos, sus temores, su preocupación por el otro, su egoísmo, su comodidad puede llevarles, quizá, a dar un paso atrás o preocuparse por las personas que dañarían.
Entre las rarezas de esta sociedad estaban llegar más tarde del inicio de una actuación de una ópera e irse antes de que terminara; criticar no vivir en zonas de moda, vestirse a la moda, permitir legalmente el divorcio pero no permitirlo porque no era estético... todo tenía una etiqueta y actuar según qué etiqueta, les movía la constante necesidad sutil de darse importancia y mantenerse así.
Otra de las exquisitas delicatessen de Wharton son un sinnúmero de detalles elegantes y siempre con alta dosis de sarcasmo como los regalos que se hacen en una boda, los preparativos para una cena o un baile, el mecanismo de un matrimonio para evitar discusiones, conspiradores mudos, ojos silenciosos, oídos quietos que pueden ser la más terrible cárcel... muestras y muestras de la sociedad sin variedad, sin carácter, ni color, pero apabullantes defensores de su statu quo... aunque, no hay nada como el tiempo, el cambio de modas, pensamientos, mentes sagaces y ese cambio generacional que abre puertas a aquello que antes era imposible admitir y que se permite sin mayores asombros y resistencias.
Veremos la lucha de dos personas enamoradas, pero sus prejuicios, las consecuencias de sus actos, sus temores, su preocupación por el otro, su egoísmo, su comodidad puede llevarles, quizá, a dar un paso atrás o preocuparse por las personas que dañarían.
Entre las rarezas de esta sociedad estaban llegar más tarde del inicio de una actuación de una ópera e irse antes de que terminara; criticar no vivir en zonas de moda, vestirse a la moda, permitir legalmente el divorcio pero no permitirlo porque no era estético... todo tenía una etiqueta y actuar según qué etiqueta, les movía la constante necesidad sutil de darse importancia y mantenerse así.
Otra de las exquisitas delicatessen de Wharton son un sinnúmero de detalles elegantes y siempre con alta dosis de sarcasmo como los regalos que se hacen en una boda, los preparativos para una cena o un baile, el mecanismo de un matrimonio para evitar discusiones, conspiradores mudos, ojos silenciosos, oídos quietos que pueden ser la más terrible cárcel... muestras y muestras de la sociedad sin variedad, sin carácter, ni color, pero apabullantes defensores de su statu quo... aunque, no hay nada como el tiempo, el cambio de modas, pensamientos, mentes sagaces y ese cambio generacional que abre puertas a aquello que antes era imposible admitir y que se permite sin mayores asombros y resistencias.
La autora:
Edith Wharton, escribió un gran número de libros, entre novelas, viajes, relatos y poemas. Muchas obras están traducidas al español. Esta escritora estadounidense nació en 1862 y fue una gran admiradora de la cultura y arquitectura europea. Entre sus obras que destacan está La casa de la alegría (1905), Ethan Frome (1911), La edad de la inocencia (1920) con la que ganó el premio Pulitzer.
Su labor no se restringe solo a la escritura, sino que también trabajó para la Cruz Roja durante la primera guerra mundial con los refugiados. Dirigió salas de trabajo para mujeres desempleadas, entre muchas otras obras. Recibió varios premios y reconocimientos de EEUU y Francia.
Como característica particular de su escritura, destaca el uso de la ironía como su estilo literario y lo encontraremos con mucha frecuencia en sus novelas. Sobre todo es su forma de criticar la estrechez de miras y la ignorancia de la alta sociedad, y allí Wharton era hábil con un vocabulario y dicción propios de la clase social neoyorquina para poner en relieve lo particular de su existencia. También tengo que destacar el vestuario y la escenografía, se nota la verosimilitud de los roles de los actores y .
Ficha técnica:
Editorial: Verdehalago
Traductor: Demetrio Garmendia Guerrero
Idioma: Español
Fecha Publicación: 2010
ASIN: B007D84ZLC
ISBN-10: 8497166841
ISBN-13: 978-8497166843
Páginas: 48 págs.
Formato: E-book y tapa blanda
Precio E-book: 0,89 €
Precio tapa blanda: 4,45 €
¿Dónde comprar?: | Amazon.es |
Adaptaciones:
La edad de la inocencia
ha sido adaptada al cine y tiene muchos elementos que me han sorprendido para bien. Tiene un buen reparto de actores, que logran reflejar ese New York de 1870, tan alejado de Europa pero siempre tomado en cuenta para la configuración de su sociedad, ya sea en contra o a favor. Esta adaptación refleja esa hipocresía, banalidad y sutileza que Wharton retrata en su novela. May Walland y la condesa Olenska son los papeles que mejor destacan, aunque en general hay una muy buena interpretación con bastante verosimilitud y además de lo bien cuidado que está respetando el libro, creo que logra una amplia visión de lo que Wharton quería transmitir.Otras obras Edith Wharton:
Hace mucho que quiero leerlo, creo que me encantará ^^
ResponderEliminarWarmisunqu que fantástica reseña. Me ha encantado el detalle con el que hablas de todos los aspectos de la novela y me has dado muchísimas ganas de leerla. Mira que la tengo tiempo en la estantería y me hubiese encantado unirme a la lectura conjunta del Club Pickwick, pero la falta de tiempo me lo impidió desgraciadamente :(
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir todas tus impresiones y por aumentar mi interés, ya te contaré como me va con la fina ironía de Wharton :)
¡Un besito grande!
Como pasó un tiempín desde que leímos el libro, he podido apreciar tu reseña mucha más y es que para mí lo has clavado. Es un libro para justo eso, afrontar con paciencia y dejarse llevar por todos los detalles. Todo lo que aprendimos!! Las rarezas que comentas eran increíbles y aunque pareciera que estaban ahí como si tal cosa eran vitales para entender cómo se movía aquella sociedad y las acciones de los personajes. Un libro que me ha encantado leer y más con vosotras!!
ResponderEliminarVaya, una reseña muy detallada, ¡qué bien! Muy interesante cómo describes ese triángulo imperfecto, accidentado, templado y sutil...
ResponderEliminarEs una novela que todavía no tengo reservada para ningún momento del futuro próximo, pero seguro que algún día caerá. Me acaban de entrar ganas de leerla :-).
Le tengo muchas ganas desde hace tiempo, pero no creo leerlo pronto porque tengo otras lecturas encima :3
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